• LA LIBERTAD DEBE SER EQUILIBRADA CON RESPONSABILIDAD


    1. Primer punto de equilibrio.
    Como creyente maduro en Cristo, tengo libertad.
        a)    LICITO.  Este es el principio que más se destaca. En 1 Corintios 6:12 y 10:23, cuatro veces encontramos la frase "Todas las cosas me son lícitas" (en el original, esta frase es igual en los cuatro lugares).
    La frase "son lícitas" es traducción de la palabra griega exestin y este término se usa estrechamente relacionado con la ley.  Son permitidas por la ley o no son reguladas por ella.  En otras palabras, son “indiferentes”.
    Entonces, referente a las cosas “que la ley no condena” o  las cosas “indiferentes”, no hay ley que impida mi libertad. Todas las cosas me son permitidas. Todo me es legal.
    En Gálatas 5:13 dice que “a libertad fuisteis llamados”.  Nada ni nadie nos puede privar de la libertad que tenemos en Cristo.
    Somos libres, PERO eso no nos da licencia para hacer todo a nuestro antojo. ¡De ninguna manera! Entonces, ¿qué es lo que limita mi libertad? Poseyendo libertad para hacerlo todo, ¿qué me impide hacer ciertas cosas?
    En ningún momento Pablo negó la libertad del cristiano maduro para disfrutar los privilegios en Cristo. “Todas las cosas me son licitas” – PERO no todas edifican, y algunas cosas esclavizan (1 Corintios 6:12).
    “Todas las cosas son enriquecedoras” – PERO algunas actividades pueden hacer caer al hermano débil en la fe (1 Corintios 8:11-13).
    En otras palabras, es una señal de madurez cuando equilibramos nuestra libertad con responsabilidad, de lo contrario deja de ser libertad y se convierte en anarquía (sin ley).
    b)    DOMINAR. Parece que Pablo reconoce su propia debilidad cuando en 1 Corintios 6:12 dice, "no me dejaré dominar de ninguna".
    Él sabe que las cosas dudosas tienden a convertirse en vicios que esclavizan. Las cosas “indiferentes” son muy atractivas y el creyente débil fácilmente se deja dominar por ellas. Esta es una anomalía. El que es libre se vuelve esclavo. Sacrifica su libertad al aprovecharse de ella.
    La palabra “dominar” en 6:12 viene del griego “exousiazo”, que significa: “hacer ejercicio del poder”.  En otros versículos se usa como: “ejercer poder sobre” o “estar bajo el poder de”.  Como en 1 Corintios 7:4.
    Para remachar su idea, el apóstol se vale de un juego de palabras. Entonces se puede entender el de la siguiente manera:   "Todas las cosas están bajo mi poder, éxestin, pero yo no seré sometido bajo el poder de ninguna de ellas, exusiazo”.
    La lección es clara: Uno no tiene que usar su libertad de tal manera que venga a ser esclavo de la misma cosa en la cual alega tener libertad".
    ¡Cuidado hermanos(as)! Al abusar de nuestra libertad, podemos convertirnos en esclavos de alguna cosa, y eso sería una tragedia.

    2. Segundo punto de equilibrio.

    Mi libertad tiene su propósito. Debo usar mi libertad con responsabilidad.
    (En 10:23-30) Tenemos una responsabilidad con nuestros hermanos en la iglesia.  Somos responsables del crecimiento de otros en la fe y de velar por su caminar. Filipenses 2:1-4 nos da la misma recomendación. Siendo que somos libres en Cristo, no estamos en libertad de herir a otro cristiano. 
    Pablo aplica esta verdad a la inminente pregunta acerca de la carne ofrecida a los ídolos. Pablo ya había advertido en contra de la conducta publica del creyente en las fiestas paganas (8:9-13), así que ahora él está hablando con respecto a las comidas en privado.
    CONVIENEN. es traducción del vocablo griego symfero que también podría traducirse como útil, ventajoso o provechoso. Parece que el enfoque principal de estos textos es en uno mismo. Symfero es verbo compuesto de dos palabras griegas, syn = con y fero = cargar, y literalmente significa "cargar juntamente con". La cosa inconveniente es la que no puedo cargar juntamente con mi hermano(a).  
    En 1 Corintios 6:12 y 10:23 se repite la frase "no todas convienen". Hay muchas cosas que en sí no son malas, pero que no son convenientes. A veces es a mí quien no convienen, a veces a mi prójimo.
    En 1 Corintios 10:25-26, Pablo instruye a los creyentes que no pregunten de dónde ha sido adquirida la carne que están comiendo. Después de todo, “todo viene de Dios” (él cita Salmo 24:1) y toda la comida es permisible a los creyentes (1 Timoteo 4:3-5).  El creyente maduro puede disfrutar en su propio hogar hasta de lo sacrificado a los ídolos. Hasta la carne sacrificada que se compraba en el mercado regular, no era de debilidad para el creyente maduro.
    ¿Pero qué acerca de esas ocasiones cuando el creyente era el invitado?  Pablo echa mano de ese problema en 1 Corintios 10:27-30.
    Si el creyente se siente dispuesto a ir (y Pablo no hace de esta decisión algo grande de lo cual discutir) dicho creyente, debe comer de lo que está puesto en la mesa, y sin preguntar. (1 Timoteo 6:17).
    Sin embargo, puede estar presente en esa comida uno de los hermanos débiles en la fe, quien quiere evitar lo ofrecido a los ídolos, y que tal vez, ha hecho ciertas preguntas al respecto.  Si este hermano débil informa al hermano maduro que esa comida ha sido ofrecida a los ídolos, entonces, el hermano maduro no debe comer, para que el creyente débil no caiga en un posible pecado.
    Pablo se anticipa a las objeciones: “¿Por qué no debo comer una carne por la cual he dado gracias?”, “¿por qué debe ser mi libertad limitada por otra persona débil de conciencia?”.
    Su respuesta nos entrega otras dos responsabilidades, que nos ayudan a tener otro punto de equilibrio para nuestra libertad:
    a). “Nosotros somos responsables de glorificar a Dios en todas las cosas” (1 Corintios 10:31).
    No podemos glorificar a Dios si hacemos que otro, por quien Cristo murió, caiga en su fe. Para estar seguros de que nuestra conciencia esté lo suficientemente fuerte para participar en alguna actividad y no salir dañados, estamos desafiados a no usar nuestra libertad en Cristo de ninguna manera que dañemos a otro cristiano.
    b). “Somos responsables de ganar a los perdidos” (1 Corintios 10:32-33). No debemos ser de dificultad – tropiezo - para que ni judíos, ni gentiles lleguen al conocimiento de Cristo; ni para que miembros de la iglesia testifiquen de Dios.
    No debemos dejar de buscar nuestro propio beneficio (provecho), pero también debemos procurar el beneficio de otros para que ellos también puedan llegar a ser salvos.
    En 1 Corintios 10:33 Cuando Pablo escribió “yo en todas las cosas agrado a todos”, no daba a entender que él era un hombre que transaba sus convicciones a fin de agradar a todos (ver Gálatas 1:10). Él estaba afirmado el hecho de que su vida y ministerio estaba concentrado en ayudar a otros en lugar de promoverse a sí mismo o promover sus propios deseos.
    Antes de dejar esta sección debemos notar el hecho que posiblemente Pablo apareciera inconsecuente ante aquellos que no podían entender sus convicciones en cuanto a su vida cristiana.  En ocasiones él comía lo que los gentiles comían. En otras ocasiones él comía solamente “kosher” con los judíos.
    Pero en lugar de ser inconsistente, Pablo vivía totalmente bajo los principios que él acaba de expresar en estos capítulos.
    Una veleta parece inconsecuente ya que apunta en una dirección y rápidamente apunta en otra dirección. Pero una veleta siempre es consecuente, siempre apunta en la dirección en la que el viento sopla. Eso es lo que la hace tan útil.

    Conclusiones.

    Como cristianos tenemos libertad.  Esta libertad fue comprada para nosotros por Jesucristo, así que es muy preciosa.  La libertad viene del conocimiento: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). 
    Mientras más entendemos acerca del átomo, por ejemplo, más libertad tenemos de usarlo sabiamente.  De todas maneras, el conocimiento debe ser equilibrado por el amor, de lo contrario causaría la caída y destrucción de otros en lugar de su edificación.
    Para no caer, tenga en cuenta lo siguiente:
    El creyente maduro sabe que tiene esta libertad, pero también sabe que la libertad involucra responsabilidad. Tengo la libertad de conducir mi vehículo cuando quiero y por donde quiero, pero debo conducir responsablemente. No soy libre de conducir a exceso de velocidad, tampoco soy libre de respetar las señales de tránsito que quiero y las que no quiero, no respetarlas.
    Puedo hacer las siguientes preguntas a mi conciencia antes de tomar cualquier decisión o hacer cualquier actividad:
    Todas las cosas son permitidas, PERO:
    1. ¿Me guiarán a libertad o a esclavitud? (1 Corintios 6:12)
    2. ¿Va a hacer de mi un obstáculo para otros o un trampolín? (1 Corintios 8:13)
    3. ¿Me van a edificar o me van a destruir? (1 Corintios 10:23)
    4. ¿Solo me complacerán o también van a glorificar a Dios? (1 Corintios 10:31)
    5. ¿Me ayudarán a ganar a los perdidos para Cristo o los mantendrá perdidos? (1 Corintios 10:33)

    De la manera que usemos nuestra libertad y la relacionemos con otros, nos indicará cuan maduros somos.   Creyentes maduros y creyentes débiles necesitan trabajar juntos en amor para edificarse el uno al otro y glorificar a Jesucristo.

    Fuente: https://soundfaith.com/sermons/119417-libertad-regulada-por-esponsabilidad-1-corintios-10-23-33
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